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El profesor Fernando Savater afirma que según Carlo Cipolla, se pueden establecerse cuatro categorías morales: primero están los buenos (o, si se prefiere, los sabios, los únicos que pueden aspirar a tan alta cualificación) cuyas acciones logran ventajas para sí mismos y también para los demás; después vienen los incautos, que pretenden obtener ventajas para sí mismos pero en realidad lo que hacen es proporcionárselas a los otros; más abajo quedan los malos, que obtienen beneficios a costa del daño de otros; y por último están los estúpidos que, pretendan ser: buenos o malos, lo único que consiguen a fin de cuentas es perjuicios tanto para ellos como para los demás.
La opinión de Cipolla es que hay muchos más estúpidos que buenos, malos o incautos, y que son encima más peligrosos: primero, porque no consiguen nada bueno ni siquiera para sí mismos y luego por aquello que dijo hace ya tanto el sutil Anatole France: el estúpido es peor que el malo, porque el malo descansa de vez en cuando pero el estúpido jamás. Aún peor, porque lo característico del estúpido es la pasión de intervenir, de reparar, de corregir, de ayudar a quien no pide ayuda, de curar a quien disfruta con lo que el estúpido considera «enfermedad», etc. Cuanto menos logra arreglar su vida, más empeño pone en enmendar la de los demás. Lenin dijo que el comunismo eran los soviets más la electricidad; aquí podríamos establecer que la estupidez es la condición de imbécil sumada a la pasión por la actividad.
Si hacemos un análisis de nuestra fauna local encontraremos una gran variedad de buenos, de incautos, de malos y de estúpidos.
Cuando leo estas palabras no puedo evitar recordar a un señor que vivía en el campo donde nací, que pretendía enseñarles a los demás campesinos, la forma correcta de criar a los hijos y de sus propios hijos solo salió uno que sirve para algo. Con decirle que uno de ellos es ladrón, violador y asesino.
Nosotros podríamos pensar, erróneamente, que la estupidez es un mal exclusivo de los hombres de escasa formación académica, sin embargo, dice Cipolla que los hay con doctorados y hasta con Premios Nobel.
12 Comments
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En ese caso me recuerda la frase de Facundo Cabral: Le tengo mucho miedo a los idiotas, porque son muchos y pueden elegir un presidente” podemos cambiar idiota por estúpido.
Claro que sí Anthony tiene mucha relación. Con la gran diferencia de que en esta visión los estúpidos pueden llegar a ser presidentes, no solo a elegirlos.
La primera vez que escuché sobre el tratado de la estupidez humana fue en el Distrito Federal de México. El expositor señalaba 4 tipos de personas.
1) Inteligentes. Quienes actúan para beneficiar a los demás by así mismos.
2) Tontos o ingenuos. Quienes actúan para beneficiar a los demas en contra de su propio bienestar.
3) Traidores o malos de corazón (Vividores). Quienes actúan para beneficio propio y en contra de los demás.
4) Estúpidos. Quienes actúan en contra de si mismos y en contra de los demás simultáneamente.
Desde cualquier punto de vista que se enfoque, éste es un texto que tiene una valía extraordinaria. Es conveniente incorporar la visión señalada en todas nuestras actuaciones. Esto es, actuar siempre de manera inteligente, beneficiando a los demás y a uno mismo.
Saludos Dr. Humberto Contreras
Yo prefiero no usar el concepto inteligencia como sinónimo de sabio, el individuo inteligente no necesariamente es bueno, no necesariamente utiliza su inteligencia, sus conocimientos en beneficio de las grandes mayorías. Quién podría negar la inteligencia y grandes capacidades de grandes líderes que han construido grandes imperios a base de sangre y fuego.
Como le decía Mtro. Humberto, prefiero usar el concepto sabio, porque casi siempre la palabra sabio implica necesariamente un componente moral en el uso de sus capacidades.
Aunque tanto usted como yo sabemos que en nuestros campos del Cibao un sabio es aquel que tiene capacidad para engañar. “Usted lo que es un buen sabio” le decían a los tramposos.
Aquí te dejo esta pregunta para reflexión. ¿Es lo mismo ser culto, hábil, sabio e inteligente?
Las cualidades humanas siempre será más que cualquier calificativos cargado de estúpidez, la razón a mi entender es contaminación del que se cree sabio. Al final hay que seguir filosofando para encontrar un punto de equilibrio con las categorías usadas aquí.
Es la propuesta que hace este pensador. Muchos otros no estarán de acuerdo con él. Lo importante aquí es dialogar con estas ideas y proponer sistemas más amplios.
Yo, desde mi humilde rincón, en relación al tema de la reflexión y las categorías morales mencionadas, prefiero categorizar o «etiquetar» las acciones y no a las personas en sí mismas… Y es que nunca olvido una frase que escuché a mi padre… «De vez en cuando somos testigos de que personas reconocidas y admiradas por el sentido común en su accionar y la sabiduría de sus palabras, a veces hacen o dicen cosas nada sabias».
Sabias palabras las de su señor padre.
Con relación a las cuatro categorías morales que propone este pensador debo decirle que me parece que no están dirigidas a las personas en sí misma, lo que ocurre es que las acciones de las personas se enmarcan dentro de una de las categorías propuestas.
Naturalmente esta es solo una propuesta, pues otros pensadores proponen sistemas y valoraciones distintas a la de Cipolla.
Me parece interesante.
Pienso que nonozco algunos personajes que encajan dentro del perfil.
¿En su campo profesional aparecen personajes que encajan en el perfil del estúpido?
Interesante, pienso que un hombre estúpido puede ser peligroso si, en su obstinación, está dispuesta a hacer lo que sea para enmendar el camino de los demás. Sobre todo, si piensa que su accionar es el correcto y debe ser imitado por todos.
Esa es una de las características esenciales del estúpido, pensar que él posee la verdad última de las cosas y además se siente en el deber de imponer este bien a los demás.