Total Views: 16Daily Views: 0
Eulogio Silverio

Eulogio Silverio

El concepto dignidad es hoy una especie de idea fuerza, un concepto que la mayoría de las personas asumen como una cosa dada, cuyo significado remite a un fondo común de verdades.  Sin embargo, este concepto como muchos otros terminados en dad, es un concepto totalmente metafísico que en el fondo no remite a nada, si no es que estamos dispuestos a aceptar de manera dogmática el significado que se ha popularizado social y políticamente. 

Si preguntamos por ahí, ¿Se considera usted una persona digna?, inmediatamente la respuesta será, pues claro que sí, muy digno por cierto. Pero si luego le pregunta y ¿qué es la dignidad para usted?, de seguro surgirán respuestas como esta. Ser digno es no hacer lo malo, es correcto, estar bien con mi propia conciencia, no robar, no matar, respetar las leyes. 

 En esta breve exposición vamos a ver las perspectivas de Aristóteles, Tomás de Aquino y Emmanuel Kant sobre la dignidad humana. 

Examinaremos la aplicabilidad de sus postulados teóricos en contextos específicos, tales como la vida de individuos con déficit cognitivos severos, personas en condiciones de pobreza extrema y aquellos que han perpetrado crímenes de gran envergadura como el tráfico de órganos, prostitución infantil, narcotráfico y genocidios.

Trataremos de responder la pregunta de si la dignidad humana es una condición intrínseca e inalienable, inherente a todos los seres humanos desde el momento de su nacimiento, por el simple hecho de serlos, o si, por el contrario, esta se presenta de maneras diversas conforme a distintas visiones filosóficas. 

Según Aristóteles, la dignidad es un atributo reservado exclusivamente para aquellos individuos que son «dueños del logos». En cambio Tomás de Aquino, sostiene que la dignidad está en potencia, pues los seres humanos pueden hacerse dignos o convertirse en bestias en función del uso que le den a su libertad. Immanuel Kant, contrario a ellos, sostiene que la dignidad es una condición intrínseca e inalienable de todos los seres humanos, por el simple hecho de pertenecer al reino de los fines, dada nuestra condición racional.

¿Qué es la dignidad para Aristoteles?

En la obra de Aristóteles, la dignidad humana como concepto autónomo no recibe un tratamiento explícito. No obstante, su análisis sobre la esclavitud y la naturaleza humana ofrece un contexto adecuado para discutir la cuestión. Según él, existen individuos que, al estar dotados de «logos» o razón, poseen la habilidad para el autogobierno y la deliberación ética (Aristóteles, 350 a.C., Libro I). Estas capacidades los distinguen y les asignan una posición más elevada en la estructura social y política.

Sin embargo, el filósofo también aborda la existencia de individuos con capacidades racionales limitadas, quienes, están mejor adaptados para roles subalternos o serviles. Aunque estos individuos no están completamente desprovistos de razón, el uso de ella se circunscribe primordialmente a entender las órdenes de aquellos con una mayor capacidad para la deliberación ética (Aristóteles, 350 a.C., Libro I). 

Según esta visión, estos individuos son instrumentos sociales, sin un «valor intrínseco» que los proteja contra la instrumentalización.

Aristóteles aborda la cuestión de las diferencias entre hombres y mujeres con base en su comprensión de la naturaleza humana y la estructura social. El filósofo griego argumentaba que aunque algunas mujeres podrían estar dotadas de «logos» o razón, su carácter emocional las hace menos aptas para el autogobierno y la deliberación ética, requiriendo, por tanto, la guía de un hombre (Aristóteles, 350 a.C., Política, Libro I). Este enfoque era congruente con las normas y expectativas de la sociedad griega antigua y debe ser entendido en ese contexto histórico.

Asimismo, Aristóteles sostenía que ciertas categorías de individuos, como mujeres, niños, esclavos y enajenados mentales, no ostentan una capacidad moral plena, a menudo debido a la falta de libertad o autonomía (Aristóteles, 350 a.C., Ética a Nicómaco, Libro V). De este modo, justificaba la esclavitud y la diferenciación de roles sociales como manifestaciones de la «naturaleza humana.» En su perspectiva, la esclavitud era beneficiosa para el esclavo, ya que permitía su integración en una sociedad donde su papel estaba predefinido (Aristóteles, 350 a.C., Política, Libro I).

En resumen, según Aristóteles, la dignidad humana y el valor moral son atributos inherentes a aquellos individuos dotados de razón y capacidad para el juicio moral. Estos individuos, en su visión, están equipados para ejercer su libertad y participar en la vida política y ética de la polis (Aristóteles, 350 a.C., Política, Libro I).

La dignidad en Tomas de Aquino  

Tomás de Aquino aborda la cuestión de la dignidad humana de manera indirecta, centrándose en la naturaleza intrínseca de la humanidad, la razón y la libertad del albedrío como dones divinos. En su «Summa Theologiae», I, Q. 93, A. 1, Aquino argumenta que el ser humano es «imagen de Dios […] en cuanto tiene libre albedrío y poder sobre sus actos» (Aquino, «Summa Theologiae», I, Q. 93, A. 1). Esto sugiere que la dignidad humana, en principio, se establece por un diseño divino.

Sin embargo, Tomas de Aquino siguiendo las ideas de Aristoteles, afirma que la dignidad está en potencia no en acto. En otras palabras, una persona se hace merecedora de la dignidad recibida cuando utiliza su libertad y razón para actuar virtuosamente. Pero cuando usa esta libertad para el mal, puede llevarlo a la degradación moral, convirtiéndolo, simbólicamente, en una «bestia».

Por lo tanto, aunque la dignidad podría parecer una condición inalienable otorgada por la divinidad, Aquino subraya que es la conducta humana, guiada por el uso del libre albedrío y la razón, la que determina el estado final de esta dignidad. En este sentido, se podría inferir que para Aquino, la dignidad no es absolutamente inalienable, sino que se manifiesta o se deteriora en función de las acciones individuales (Aquino, «Summa Theologiae», I-II, Q. 21, A. 1-4).

Resulta importante valorar el contexto histórico existente en la época de Tomás de Aquino, pues en la estructura social de la Roma antigua, la humanidad se segmentaba en diversas categorías, específicamente en esclavos y hombres libres. Dentro de este último grupo, se efectuaba una subdivisión adicional entre «humilioris» y «honestioris». Durante los procesos judiciales, los individuos clasificados como «humilioris» debían enfrentar torturas para que sus declaraciones fueran consideradas veraces, mientras que las palabras de aquellos designados como «honestioris» se aceptaban como verdaderas sin necesidad de métodos coercitivos.

Con el paso del tiempo, pero sobre todo con la irrupción del cristianismos en la cultura de occidente, estos conceptos evolucionaron, hasta tal punto que en los campos del Cibao, era muy frecuente encontrar la afirmación «soy un hombre humilde», que por lo general quería decir, que poseía una situación social y económica con bastante bastante limitaciones, pero que a la vez era honrado. 

Lo que originalmente era motivo de vergüenza, se ha convertido hoy en motivo de orgullo, para personas de alto perfil social y económico, afirmar que es «un hombre o mujer humilde». 

Kant, por su parte, afirma que la dignidad es intrínseca e inalienable en el ser humano, por el hecho de pertenecer al «reino de los fines», es decir, por ser seres racionales, lo que a su vez los convierte en legisladores y jueces de su propia moral.

Según él, «En el reino de los fines todo tiene o un precio o una dignidad. Aquello que tiene un precio puede ser reemplazado por algo equivalente; en cambio, lo que está por encima de todo precio, y por tanto no admite ningún equivalente, tiene una dignidad» (Kant, I. Fundamentación para la metafísica de las costumbres, Akademie Ausgabe IV, p. 434). 

De ahí se concluye que los seres humanos, incluso nuestra propia persona, son un fin en sí mismos y por tanto no pueden usarse como medio.

Esta afirmación es importante porque, si aplicamos estas nociones de dignidad a casos concretos, como el de personas que poseen déficit cognitivo severo, enfrentamos desafíos éticos considerables. Por ejemplo, en el municipio de Constanza, hay una mujer con déficit cognitivo severo que vive en situación de calle y que ha tenido nueve hijos. Sus hijos, también viven en situación de calle, hasta que alguna persona caritativa se ocupa de quitárselos y llevarlos a algún centro de acogida.

Este caso plantea preguntas complejas acerca de la dignidad humana, pues una doctora que conozco tenía la “noble”, pero ingenua y delicada, idea de esterilizar a esta mujer en el parto del embarazo que estaba gestando, para evitar futuros embarazos y más niños en situación de calle. Le dejé saber que, aunque sus intenciones eran “buenas”, se estaba adentrando en un territorio delicado que cuestionaba la «dignidad» de esa mujer, según el concepto generalizado socialmente de dignidad.

Le advertí que si tal acción es llevada a cabo, se podría establecer un precedente peligroso. Imaginemos un escenario donde cada médico, de manera individual, comience a elegir según su mejor parecer a quien esterilizar, en lugar de que sea una instancia social establecida para tales fines que legisle sobre estos asuntos.

El peligro de las iniciativas individuales es que cada quien puede tener motivaciones distintas; hoy empezamos a esterilizar las mujeres con déficit cognitivos, para evitar más niños en la calle, y  mañana alguien podría decidir esterilizar a las haitianas inmigrantes ilegales, otros continuaría con las personas con enfermedades transmisibles o incluso podrían aparecer individuos con motivaciones de prejuicios raciales. 

Como se puede ver, de repente podríamos encontrarnos frente a una pendiente resbaladiza que  justifica cualquier causa.

Lo que manda esta situación es preguntarnos si esta mujer, debido a su déficit cognitivo, ha perdido su “dignidad” y si eso nos autoriza a privarla, sin su consentimiento, de su derecho a reproducirse.

Como podemos ver, nos hallamos ante una problemática de gran complejidad moral. Procedamos, por lo tanto, a examinar las implicaciones que se derivarían al aplicar las concepciones de dignidad según Aristóteles, Tomás de Aquino y Kant, con el objetivo de discernir si éstas pueden ofrecer alguna claridad al asunto.

Según Aristóteles, los individuos que no poseen capacidad racional están desprovistos de dignidad y, como resultado, pueden ser objeto de instrumentalización y tratados como meros objetos. Esto quiere decir que para Aristoteles, se le podría esterilizar sin su consentimiento y no pasa nada. Tomás de Aquino argumentaría que, dado que la persona en cuestión no puede ejercer su libertad para el bien o para el mal —debido a la falta de conciencia y a su estado mental alterado—, se podría considerar que se encuentra en una condición natural, análoga a la de un ser irracional. Kant, en una línea diferente, sostendría que tal persona no podría ser incluida en el «reino de los fines» debido a su discapacidad.

Por lo visto, las teorías filosóficas sobre la dignidad que hemos evaluado en este texto nos llevan a una conclusión incómoda. De modo que la única manera que tenemos para mantener la «dignidad» de esta señora y de todos los que se encuentren en situaciones similares, es despojando al concepto “dignidad” de su carga metafísica y abordar el asunto desde una óptica materialista, lo que nos llevaría construir una definición básica de dignidad  a través del consenso social. 

Un caso similar a este es el de la «bebé Theresa», abordado por el profesor James Rachels en su libro «Introducción a la Filosofía Moral». En este caso particular, ocurrido en Miami en 1992, una bebé nació con anencefalia. Los padres de la niña propusieron donar sus órganos antes de que ella falleciera, con el fin de salvar las vidas de otros niños.

Esta situación plantea una cuestión importante respecto a la dignidad humana. Aunque la intención de donar los órganos de la bebé Theresa podría ser interpretada por muchos como un gesto noble y de gran sensibilidad por parte de los padres, también abre un debate de extraordinaria importancia sobre la dignidad de la niña. Esto se debe a que, si ella es una persona con su propia dignidad, sus padres no pueden tratarla como un objeto de su propiedad sobre la que pueden disponer a voluntad para donar sus órganos.

Este caso plantea los mismos problemas que el caso anterior, y por lo tanto, si aplicamos la concepción filosófica de Aristóteles, Tomás de Aquino y de Kant sobre la dignidad, llegarán a la misma conclusión que en el caso previo.

Otros casos que nos llevan a cuestionar la supuesta dignidad intrínseca e inalienable de las personas son aquellos en los que analizamos a individuos que se dedican al tráfico de seres humanos para someterlos a la esclavitud o cometen crímenes como la violación de niños, niñas y adolescentes, así como el tráfico de órganos. Nos preguntamos si: ¿quienes practican estos crímenes siguen siendo dignos o se han convertido en bestias, como ha expresado Tomás de Aquino?

Si aplicamos el canon aristotélico, que identifica la dignidad con la posesión del logos o el uso de la razón, tendríamos que concluir que tales criminales conservan su dignidad, ya que Aristóteles no asoció el uso del logos con la bondad moral.

Sin embargo, si recurrimos al canon tomista, que vincula la dignidad con el ejercicio de la libertad orientada hacia el bien, entonces estos individuos se habrían convertido en bestias y según este punto de vista, podrían ser objeto de diversas formas de castigo extremo sin que ello suponga una violación de su dignidad.

Finalmente, si aplicamos la concepción kantiana de dignidad a quienes han cometido crímenes considerados horrendos, esto implica la aplicación de un castigo equivalente al delito cometido. Kant defiende una concepción retributiva de la justicia, también conocida como la ley del talión. Según esta perspectiva, tratar al delincuente con dignidad conlleva aplicar una pena que sea equivalente al delito cometido; por ejemplo, quien ha matado debería ser ejecutado como castigo.

Si alguien me preguntara en estos momentos ¿qué es la dignidad para mi? Le respondería que la dignidad es la capacidad que tiene un sujeto de mantener los valores que considera deseables. En términos generales, considero que la dignidad consiste en la capacidad de mantener los valores que cada individuo considera deseables. Evidentemente, una definición tan abierta permite que cada época histórica, cada grupo social e incluso cada individuo, pueda definir la dignidad según sus propios intereses ideológicos.

Esta perspectiva tan abierta es claramente posmoderna, ya que no presupone una dignidad universal. En cambio, permite que cada individuo defina la dignidad en función de sus valores personales. El peligro de esta definición, es que un delincuente, un narcotraficante, un político corrupto, un pastor evangélico, un sacerdote católico, un musulmán o un chino podrían considerarse “dignos” en función de lo que cada uno entienda como valores deseables.

Para mí, los valores deseables no incluyen, evidentemente, el robo ni ningún otro tipo de acto inmoral. Pero, como ya hemos señalado, lo moral aquí, no tiene que ver con lo moral en otro lugar. 

En mi caso, el valor que considero más importante es la libertad. Valoro enormemente la libertad de pensar y actuar según mis propios criterios.

Finalmente, como habíamos señalado, el concepto dignidad amerita ser definido desde una perspectiva materialista y esta perspectiva nos conduce a encontrar esa definición en el consenso. La dignidad será lo que socialmente entendamos que lo es, sin buscar más fundamento que el consenso alcanzado históricamente. 

Cuestionario

Capítulo VII «¿Qué es la dignidad humana?» 

  1. ¿Cómo definen Aristóteles, Tomás de Aquino y Emmanuel Kant la dignidad humana, y cuál es la principal diferencia entre sus enfoques?
  2. Según Aristóteles, ¿qué característica distingue a los individuos que poseen dignidad y cómo se relaciona esto con su capacidad para el autogobierno y la deliberación ética?
  3. Tomás de Aquino sostiene que la dignidad humana está en potencia y no en acto. Explique qué significa esto y cómo se relaciona con el uso de la libertad y la razón.
  4. ¿Por qué Immanuel Kant considera que la dignidad es una condición intrínseca e inalienable de todos los seres humanos, y cómo se relaciona esto con su concepto del «reino de los fines»?
  5. A partir de las perspectivas de Aristóteles, Tomás de Aquino y Kant, ¿cómo se podría evaluar la dignidad de individuos con déficit cognitivos severos, personas en condiciones de pobreza extrema y aquellos que han perpetrado crímenes de gran envergadura?
  6. ¿Cómo justifica Aristóteles la existencia de individuos con capacidades racionales limitadas destinados a roles serviles, y qué implicaciones tiene esto para su concepto de dignidad?
  7. Explique cómo Tomás de Aquino vincula la dignidad humana con el ser imagen de Dios y cómo esto afecta la manifestación de la dignidad a través de las acciones individuales.
  8. Según Kant, ¿por qué los seres humanos no pueden ser usados como medios para un fin y cómo se relaciona esto con su concepción de la dignidad?
  9. Considerando las teorías de Aristóteles, Tomás de Aquino y Kant, ¿cómo se debería tratar a una persona con déficit cognitivo severo desde el punto de vista de la dignidad humana?
  10. A la luz de las perspectivas filosóficas discutidas, ¿cómo se evalúa la dignidad de personas en condiciones de pobreza extrema o aquellos que han cometido crímenes graves?
  11. ¿Cómo influye el ejercicio del libre albedrío en la concepción de la dignidad humana según Tomás de Aquino, y qué sucede cuando se usa esta libertad para el mal?
  12. Basado en la perspectiva de Aristóteles, ¿cómo se justifica la diferenciación de roles sociales entre hombres, mujeres, niños, y esclavos en términos de dignidad y capacidad moral?
  13. Explique cómo la afirmación de Kant de que la dignidad es inalienable afecta nuestra comprensión de los derechos humanos y el trato ético de los individuos.
  14. Dadas las teorías filosóficas sobre la dignidad, ¿cómo se abordaría éticamente la propuesta de esterilización de una mujer con déficit cognitivo severo?
  15. ¿Cómo se aplica la concepción kantiana de dignidad y justicia retributiva a los individuos que han cometido crímenes graves, como el tráfico de órganos o la violación?
  16. ¿Cómo propone Eulogio Silverio abordar el concepto de dignidad desde una perspectiva materialista y cuál es la importancia del consenso social en esta definición?
  17. Según la visión posmoderna descrita por Silverio, ¿cómo puede variar la definición de dignidad según los valores personales e ideológicos de cada individuo?
  18. ¿Por qué considera Silverio que la libertad es un valor fundamental en su concepción de la dignidad y cómo se relaciona esto con la capacidad de mantener valores deseables?
  19. Dado que Aristóteles no vincula directamente la dignidad con la bondad moral, ¿cómo afecta esto nuestra valoración de la dignidad de individuos que cometen actos inmorales?
  20. ¿Cómo determina el uso de la libertad y la razón, según Tomás de Aquino, la manifestación de la dignidad en las acciones humanas?
  21. Explique cómo el concepto de Kant del «reino de los fines» contribuye a nuestra comprensión de la dignidad como una propiedad intrínseca de los seres humanos.
  22. ¿Cómo justifica Aristóteles la instrumentalización de ciertos individuos basándose en su capacidad racional limitada y qué implica esto para su dignidad?
  23. ¿Cuáles son los desafíos y las posibles soluciones propuestas por Eulogio Silverio para definir la dignidad desde una perspectiva materialista y basada en el consenso social?
  24. ¿Cómo se relaciona la autonomía y la capacidad de legislar moralmente sobre uno mismo con la dignidad humana en la filosofía de Kant?
  25. Según Eulogio Silverio, ¿cómo se relaciona la capacidad de un individuo de mantener valores deseables con su dignidad?
  26. A partir de las perspectivas de Aristóteles, Tomás de Aquino, y Kant, ¿cómo se debería considerar la dignidad de personas en situaciones de vulnerabilidad social, como la pobreza extrema o la discapacidad cognitiva severa?
  27. Considerando la perspectiva de Kant sobre la justicia retributiva, ¿cómo se equilibra el respeto por la dignidad humana con la necesidad de castigar adecuadamente crímenes graves?
  28. ¿Cómo ha evolucionado el concepto de dignidad a lo largo de la historia y en diferentes culturas, según el análisis de Eulogio Silverio?