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Prof. Eulogio Silverio

Prof. Eulogio Silverio

El concepto de lo humano es un concepto histórico y dialectico que ha sufrido grandes cambios través del tiempo, de modo que toda definición a este concepto es una aproximación. Tal y como expresa Jean-Paul Sartre el ser humano comienza por ser nada, se encuentra en el mundo y luego se define, «será siempre tal y como se conciba», no tiene una esencia dada y fija, es un ser que va definiendo su esencia a partir del conjunto de elecciones y acciones que realiza. Por eso es un ser proyectado en el mundo subjetivamente, abierto, inconcluso.

La respuesta a la pregunta sobre ¿qué es lo humano?, la elaboraremos a partir de las capacidades que nos son propias y que nos distinguen de otras especies animales y seres de ficción.

Entre las principales características que definen a un ser humano, se pueden destacar las siguientes:

  1. La capacidad de razonamiento, consciente de sí mismo y del mundo que lo rodea, incluyendo sus pensamientos y emociones.
  2. La capacidad de pensamiento complejo, incluyendo la habilidad de generar conceptos, juicios y razonamientos.
  3. La habilidad para utilizar un lenguaje complejo y sofisticado para comunicarse.
  4. La capacidad de crear y entender símbolos.
  5. La capacidad para crear mitos y creer en ellos, lo que le permite colaborar en grupos grandes y complejos, construir culturas y desarrollar sistemas de creencias, valores éticos, estéticos, políticos y sociales que guían su comportamiento.
  6. La creatividad, que le permite expresarse en distintas formas de arte, como la plástica, la música, el teatro, la literatura y otras formas de expresión creativa.

Es evidente que en las características que definen al ser humano no se incluye ninguna de las biológicas. Esto se debe a que el término «hombre» se refiere principalmente a la dimensión biológica, mientras que el término «humano» hace referencia a la dimensión cultural y espiritual. En otras palabras, aunque nacemos como seres biológicos, es a través de la cultura y nuestra interacción con el mundo que nos convertimos en seres humanos.

Para ilustrar esta diferencia, vamos a considerar lo que podría pasar, si introdujéramos un caballo a la catedral primada de América, y este sintiera la necesidad de orinar. De seguro que, simplemente lo haría sin considerar ninguna norma cultural. En cambio, a un ser humano que se le presente la misma necesidad, a través de su voluntad y capacidad reflexiva sobre su entorno, puede decidir retener la orina hasta encontrar un espacio adecuado para hacerlo, siguiendo las normas culturales establecidas.

Para lograr una comprensión más precisa de las características que distinguen al ser humano de otras especies, es fundamental analizar cuidadosamente las cualidades y rasgos que compartimos con otras especies y seres de ficción. A partir de este análisis, podemos identificar los aspectos específicos que definen a los seres humanos. De este modo, podremos obtener una comprensión más clara y completa de lo que hace única a nuestra especie.

Como manera de ilustrar de manera más específica las características exclusivas que definen al ser humanos, recurriremos a la comparación con dos personajes de ficción que comparten cualidades y características comunes con el ser humano, como son los vampiros y los zombis y robots humanoides que encontramos en las películas de ciencia ficción.

Ser humanos y vampiros

Por ejemplo, aunque el vampiro, dependiendo de la ficción que los represente, posee todas las cualidades del ser humano, pero no lo es porque tiene cualidades y características que les son propia, como, por ejemplo:

  • Ser inmortales
  • Necesidad de alimentarse de la sangre de otros seres vivos
  • Sensibilidad a la luz solar
  • Poderes sobrenaturales como la hipnosis, la capacidad de transformarse en animales, la regeneración rápida de heridas, volar, super velocidad y la teletransportación
  • Sensibilidad a objetos religiosos como crucifijos o agua bendita
  • Incapacidad de reflejarse en espejos
  • La necesidad de dormir en un ataúd durante el día

Ser humanos y zombis

En la mayoría de las obras de ficción que abordan el tema de los zombis, se les representa como seres instintivos sin capacidad cognitiva ni emociones, con un insaciable apetito por la carne humana. Sin embargo, la serie «In the Flesh» ofrece una perspectiva diferente al presentar a los zombis como «parcialmente fallecidos», quienes han sido curados y reintegrados a la sociedad.

La trama sigue a Kieren Walker, un joven parcialmente fallecido que regresa a su hogar después de haber sido tratado con éxito de su condición zombi. A pesar de que los «parcialmente fallecidos» conservan las cualidades que definen a los seres humanos, enfrentan discriminación y prejuicios por parte de los humanos vivos que los rechazan y temen.

Esta serie plantea la pregunta de si la muerte y la resurrección pueden eliminar la humanidad de una persona, aunque conserven sus características humanas.

El hombre bicentenario

Otra obra de ficción que nos invita a reflexionar sobre qué es lo que nos define como humanos es la película «El hombre bicentenario». En ella, se presenta a un robot interpretado por Robin Willians que desarrolla conciencia de sí mismo y del mundo que lo rodea, mostrando habilidades creativas, empatía, valores morales, estéticos y ciudadanos. Incluso llega a enamorarse y, en algún momento, exige su libertad y posteriormente la ciudadanía.  Sin embargo, a pesar de haber mejorado su cuerpo a lo largo de doscientos años y reemplazar la mayoría de sus órganos sintéticos por material biológico similar a los humanos, la sociedad le niega la ciudadanía argumentando que los seres humanos, compuestos de carne y hueso, no tiene una vida tan longeva.

La paradoja del barco de Teseo

La sociedad de la película supra indicada parece guiar sus razonamientos por la paradoja del barco de Teseo, que plantea la pregunta de si un objeto que ha sido completamente reemplazado pieza por pieza sigue siendo el mismo objeto o es algo totalmente distinto. La paradoja se origina en la historia del barco de Teseo, que fue conservado como una reliquia histórica por los atenienses. A medida que sus partes se desgastaban, se reemplazaban con piezas del mismo material y forma que las originales.

La pregunta es, si después de que todas las partes del barco han sido reemplazadas, sigue siendo el mismo barco de Teseo. La paradoja se complica aún más si se considera que las partes originales del barco de Teseo se han utilizado para fabricar otro barco idéntico en otro lugar, lo que plantea la pregunta de cuál de los dos barcos es el verdadero barco de Teseo.

La gallina degollada

La literatura es otro ámbito que nos permite reflexionar sobre este tema, como lo hace Horacio Quiroga en su cuento «La gallina degollada». En él, se nos presenta a una pareja que tiene cuatro hijos con discapacidad intelectual, a quienes van descuidando con el tiempo en el patio, concentrándose únicamente en su hija normal, a quien brindan amor y protección. Un día, los cuatro «enajenados» observan cómo la señora que trabaja en la casa degüella una gallina y, por imitación, degüellan a su hermana.

En el cuento «La gallina degollada», Quiroga nos presenta una situación que nos lleva a reflexionar sobre la definición misma de lo que es ser humano. Aunque los cuatro hermanos enajenados carecían de las características que la humanidad, como la conciencia, la capacidad de razonamiento y la empatía.

Su acto de degollar a su hermana sin más para allá ni más para acá, no por odio, venganza o error, sencillamente porque no saben lo que están haciendo, nos conduce a preguntarnos, si realmente estos cuatro enajenados son humanos. Nos lleva replantear la pregunta nuevamente, ¿Qué es lo que nos define como seres humanos? ¿Es la razón, la conciencia, la capacidad de empatía o algún otro rasgo?

A diferencia de los vampiros, zombis o robots, que se nos presentan como seres con características humanas pero que no son considerados como humanos, los hermanos enajenados nos fuerzan a confrontar esta pregunta y a reconsiderar nuestra relación con aquellos que parecen estar al margen de nuestra definición habitual de lo que significa ser humano.

En definitiva, la situación planteada en «La gallina degollada» nos invita a cuestionar y ampliar nuestra comprensión de lo que es la humanidad.

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